Mientras en Bolivia la Asamblea Legislativa dio luz verde para el ingreso de estos productos y el presidente Evo Morales promulgó la Ley de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria que amplía el uso de transgénicos a otros cultivos.
El Congreso de la República de Perú aprobó los primeros días de junio la moratoria para impedir el ingreso de Organismos Vivos Modificados (OVM) con fines de cultivo, crianza o de cualquier índole. De esta manera sequiere evitar que los productos transgénicos afecten la biodiversidad del país. La propuesta fue aprobada en forma unánime con 50 votos a favor, cero en contra y dos abstenciones, exonerada de una segunda votación.
El parlamentario José Saldaña recordó que los biólogos han pedido archivar el proyecto en debate porque ya existe una ley al respecto, mientras la legisladora Yaneth Cajahuanca sugirió dejar el proyecto para la próxima gestión.
Los productos transgénicos son aquellos que fueron modificados genéticamente, en el que el ADN ha sido modificado para que resista los embates del medio ambiente, así como para soportar insecticidas, gérmenes o plagas de insectos.
El Ministerio de Agricultura del gobierno peruano había aprobado el pasado mes el Reglamento Interno Sectorial de Bioseguridad Para el Uso de Productos Transgénicos en Actividades Agropecuarias y Forestales. La norma disponía la creación de un Grupo Técnico Sectorial que se encargaría de la evaluación y gestión de riesgo de cualquier actividad que emplee transgénicos. Se establecía que, mediante un dictamen, el Instituto Nacional de Innovación agraria (INIA) sería la entidad que autorice el registro de riesgos.
El informe que procede del vecino país señalaba que sólo se admitirían las solicitudes de transgénicos que ya hubieran sido probados en otros países. Por ello, el solicitante debería incorporar en su expediente información de otras solicitudes ya presentadas en el extranjero.
También precisa que el transporte, envasado y rotulado se debe realizar de acuerdo con las disposiciones de la evaluación de riesgo para cada caso. Las personas naturales o jurídicas que detecten usos no autorizados de transgénicos podrán denunciarlos.
Esta determinación, cuya influencia proviene principalmente de Estados Unidos, parece haber originado una reacción en pleno suelo estadounidense en este país los agricultores tuvieron que abandonar cinco mil hectáreas de soya transgénica y otras cincuenta mil están gravemente amenazadas debido a una “mala hierba” conocida como el amaranto y que en el Perú se la conoce como kiwicha. Este producto parece haberse decidido oponerse a la transnacional Monsanto, tristemente célebre por su producción y comercialización de semillas transgénicas.
Resulta que en 2004 un agricultor de Atlanta comprobó que algunos brotes de amaranto resistían al poderoso herbicida Roundup. Los campos víctimas de esta invasora “mala hierba” habían sido sembrados con granos Roundup Ready, que contienen una semilla que recibió un gen de resistencia al herbicida.
Desde entonces la situación empeoró y el fenómeno se extendió a Carolina del Sur y del Norte, Arkansas, Tennessee y Missouri. Según un grupo de científicos británicos del Centro para la Ecología y la Hidrología, se ha producido una transferencia de genes entre la planta modificada genéticamente y algunas hierbas indeseables como el amaranto.
Esta constatación contradice las afirmaciones de los defensores de los organismos modificados genéticamente (OMG): una hibridación entre una planta modificada genéticamente y una planta no modificada es simplemente “imposible”.
Según el genetista británico Brian Johnson, “basta con un solo cruce logrado entre varios millones de posibilidades. Una vez creada, la nueva planta posee una enorme ventaja selectiva y se multiplica rápidamente. El potente herbicida que se utiliza aquí, Roundup, a base de glifosato y de amonio, ejerció una presión enorme sobre las plantas, las cuales aumentaron aún más la velocidad de la adaptación”. Así, al parecer un gen de resistencia a los herbicidas ha dado nacimiento a una planta híbrida surgida de un salto entre el grano que se supone protege y el humilde amaranto, que se vuelve imposible de eliminar.
La única solución es arrancar a mano las malas hierbas, como se hacía antes, pero esto ya no es posible dadas las enormes dimensiones de los cultivos. Además, al estar profundamente arraigadas, estas hierbas son muy difíciles de arrancar con lo que, simplemente, las tierras fueron abandonadas.
El diario inglés The Guardian publicaba un artículo de Paul Brown que revelaba que los genes modificados de cereales habían pasado a plantas salvajes y creado un “supergrano” resistente a los herbicidas, algo “inconcebible” para los defensores de las semillas transgénicas.
Resulta hasta paradójico constatar que el amaranto o kiwicha, considerada ahora una planta “diabólica” para la agricultura genética, es una planta sagrada para los incas. Pertenece a los alimentos más antiguos del mundo. Cada planta produce una media de 12.000 granos al año y las hojas, más ricas en proteínas que la soya, contienen vitaminas A y C, y sales minerales.
El caso de Bolivia
En Bolivia, la presión por parte del sector empresarial para utilizar los transgénicos fue respaldada con el proyecto de Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria que fue sancionada por la Asamblea Legislativa y el pasado 27 de junio fue promulgada por el presidente Evo Morales en un acto deslucido por la inasistencia de organizaciones campesinas e indígenas.
El acto de promulgación contó con muy poca asistencia y el escenario del Coliseo Cerrado Julio Borelli resultó ser muy grande para un evento de tanta trascendencia. Los organizadores no lograron cubrir los casi diez mil asientos que tiene este escenario al cual tampoco asistieron la mayor parte de los ministros. El XXI Congreso de la Federación Única de Trabajadores Campesinos de La Paz “Túpac Katari” que se desarrolló días antes en el mismo escenario atrajo a un mayor número de asistentes, según se pudo comprobar.
La bandeja superior del escenario estaba completamente vacía, mientras que la mitad de la bandeja inferior, donde ingresa la mayor cantidad de asistentes, fue llenada con funcionarios de distintas reparticiones, algunas organizaciones campesinas y un reducido grupo de los denominados “Ponchos Rojos”.
En un principio estaba previsto que la norma sea promulgada en la sede de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), pero los organizadores pensaron que para un acto de tamaña trascendencia se debería elegir un local mucho más grande por lo que se decidió alquilar el Coliseo Cerrado que tiene una capacidad para casi 10 mil personas.
La norma que fue promulgada tiene el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria, pero fue rechazada por los pueblos indígenas y sectores campesinos que se oponen al ingreso de transgénicos, por lo que anunciaron que organizaran una resistencia con distintas medidas para evitar que la reglamentación de la ley facilite el ingreso de organismos genéticamente modificados.
En la cancha del Coliseo se instaló la tarima donde se ubicaron el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García, el presidente de la Cámara de Diputados Héctor Arce, el ministro de la Presidencia Carlos Romero y otros tres ministros más que acompañaron al Mandatario. Se notó la poca presencia de dirigentes campesinos y no dejo de llamar la atención que tampoco estuviera presente la ministra de Desarrollo Rural y Tierras Nemesia Achacollo.
Esto debido a que gran parte de las organizaciones campesinas e indígenas rechazaron la norma porque denunciaron que abre la agricultura boliviana al uso de productos genéticamente modificados que son más conocidos como transgénicos.
Por ejemplo, mientras el Presidente promulgaba la ley y compartía una fiesta para celebrar el aniversario de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), en Trinidad los líderes de los 34 pueblos aglutinados en la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) concluían una reunión donde entre otras cosas determinaron exigir cambios en la norma, principalmente en los artículos 15 y 19 que hacen referencia precisamente a los transgénicos.
El presidente de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), Celso Padilla, dijo que la conclusión de los pueblos indígenas es que en el tema de los transgénicos la ley confunde, porque por un lado lo aprueba y por el otro lo controla y prohíbe, pero además prioriza el interés comercial antes que el consumo humano.
Los únicos que decidieron acompañar al Presidente en la promulgación de la Ley de Revolución Productiva fueron el máximo dirigente de la CSUTCB, Roberto Coraite y representantes de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas e indígenas de Bolivia Bartolina Sisa.
Pese a que la norma permite el ingreso de productos transgénicos, el ministro de la Presidencia Carlos Romeroseñaló que no fomenta ni promueve el uso de productos genéticamente modificados, “la ley en ningún momento se ha planteado promover, fomentar los transgénicos. Por el contrario, prohíbe los transgénicos\", dijo.
El artículo 19, inciso 5 señala textualmente “se establecerán disposiciones para el control de la producción, importación y comercialización de productos genéticamente modificados”.
Ataques
La promulgación de la Ley de Revolución Productiva fue el momento que aprovechó el Presidente Evo Morales para atacar a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y a los disidentes del MAS que hicieron una alianza en Cochabamba. “Oportunistas y divisionistas”, fueron los términos que utilizó el gobernante para atacar a los que decidieron optar por una nueva alianza política y para las organizaciones que trabajan con los sectores campesinos, “las ONG solo quieren usarnos para sus intereses”, dijo al referirse a algunas organizaciones que censuraron la aprobación de esta ley.
Respecto a los disidentes masistas dijo que estos ex funcionarios y dirigentes antiguos del MAS “cuando no tienen pega se convierten en críticos del gobierno y por eso creo que son oportunistas, son gente infiltrada que se dijo del cambio para alcanzar un puesto de trabajo”.
Morales señaló que su principal responsabilidad es la de mejorar el futuro de las próximas generaciones y volvió a criticar a las anteriores gestiones gubernamentales por no pensar en ellos. Incluso abrió la posibilidad de elaborar una nueva tesis política que debe ser lanzada al mundo. Mirando a su Vicepresidente señaló que “ya es hora de que se elabore una nueva tesis política para el mundo” a tiempo de resaltar que las políticas del actual gobierno son exportadas, mientras que en el pasado se importaban.
Por su parte, Roberto Coraite aprovechó la oportunidad para denunciar que existe un afán de división dentro del movimiento campesino y acusó al dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) Rafael Quispe de ser un agente de la derecha.
Algunos medios periodísticos calculan que existían alrededor de tres mil personas y cuando se cerró el acto el escenario quedó con muy poca cantidad de gente debido a lo extenso del programa.
Coraite intentó minimizar las grandes ausencias señalando que los dirigentes transmitieron la invitación para este “día histórico”, pero que por distintos motivos no pudieron llegar al escenario.
Morales puso plazo para que arranque de manera definitiva la denominada revolución agraria fijando el 2 de agosto de este año como fecha límite y solicitó en esta oportunidad que “la dirigencia elija un departamento para relanzar en base a esta ley la revolución agraria, organicen un gran acto”.
El dirigente del CONAMAQ Rafael Quispe cuestionó al Presidente por la autorización para el ingreso de semillas genéticamente modificadas, “con mucha preocupación hemos escuchado que el artículo 15 y 19 dan paso a la introducción de semillas transgénicas y esos elementos dañan al Estado plurinacional; es como violar la Constitución Política del Estado”.
Consultado respecto a cuál será la instancia que realice el control del ingreso de productos transgénicos, el Ministro de la Presidencia señaló que será el Servicio de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG), el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria Forestal (INIAF) y el Comité de Bioseguridad quienes se encargarán de esta tarea, para lo cual se deberán destinar mayores recursos por parte del gobierno, las gobernaciones y las propias alcaldías. Además que se encargarán de verificar el etiquetado de todos los productos transgénicos que ingresen al país.
Los periodistas que cubrieron el evento comentaron que había muy poca cantidad de gente en referencia incluso a otros eventos, por lo que se les hizo mucho más fácil poder disponer de espacio para registrar el acto.
En medio de las dos bandejas se instalaron las banderas de algunas federaciones de campesinos, las identificaciones de algunas reparticiones estatales y dos organizaciones vecinales, con lo cual quedó demostrado que atrás quedaron aquellas masivas concentraciones de campesinos.
Consumimos transgénicos
La portavoz de Greenpeace, Cristina Caleandro, explicó al medio La Gran Época (www.lagranepoca.com) en una presentación llamada “Terra Futura”en Florencia, Italia, que, “al momento que a los animales se les está dando alimentos transgénicos diariamente, este es consumido por el hombre a través de la leche, el queso y todos los productos derivados, como también por la carne”.
“No solo están en la carne, sino en la mayoría de las conservas”, agregó Cristina Caleandro. “Estas incluyen entre sus productos, la soya, el maíz, aceites y otros transgénicos. Además en los escaparates de los supermercados se encontró un aceite, como es el caso del \'Ventamaro\', que se fabrica en combinación con maíz transgénico\".
Los aceites, el maíz, las papas, la soya etc, modificados genéticamente y en diversos agregados, se usan en muchos productos como dulces, galletas y otros alimentos que se consumen a diario, sin una obligación de etiquetado.
En la revista de la Universidad Nacional de México, UNAM, la doctora Úrsula Oswald Spring, en su informe del uno de enero de 2001, nombró algunos casos clínicos.
El complemento dietético común L-triptófano fue manipulado genéticamente y en 1998 causó la muerte de 37 norteamericanos y la invalidez de cerca 5 mil personas, antes de ser prohibido por la Food and Drug Administration (FDA), que regula la política alimentaria de Estados Unidos.
Fármacos manipulados genéricamente causaron el Síndrome Eosinophilia Myalgia (SEM), la cual provoca severos trastornos sanguíneos. Fue elaborada por la compañía farmacéutica japonesa Showa Denko, la que reconoció haber usado estos productos genéticamente modificados.
Papas dañaron el sistema inmunológico de mamíferos, y el investigador Arpad Purstai encontró que las papas estaban manipuladas con un promotor viral CaMv, que incluye una toxina que daña el sistema inmunológico. Las papas provocaron severos trastornos estomacales.
Se detectó aumento de toxinas y alergenos en las plantas manipuladas con transgénicos. Este estudio lo desarrolló el mismo grupo científico de Arpad Pusztai. Dicho científico detectó además que eran capaces de producir nuevas toxinas y alergenos desconocidos. El investigador informó que no recibió apoyo para continuar las investigaciones.
Una soya modificada genéticamente con una Nuez de Brasil aumentó las alergias a distintos alimentos. Se detectó que un 8% de los niños de Estados Unidos presentaron desde síntomas leves hasta la muerte súbita. El estudio lo desarrolló la Universidad de Nebraska, el cual estimó que la combinación de genes, y diversos transgénicos aumentaron la vulnerabilidad de las personas sensibles y trastornaron su sistema inmunológico.
Se detectó que los beneficios de los fito-estrógenos en los alimentos manipulados genéticamente se reducen. Fue un estudio de Marc Lappe en 1999 publicado en el Journal of Medicinal Food, el cual determinó que se reducen los protectores naturales del organismo contra padecimientos cardiovasculares y tumores malignos. Determinó que los productos transgénicos alteran las defensas naturales del ser humano y aumentan las enfermedades severas al no prevenir correctamente los procesos infecciosos y degenerativos del cuerpo.
Aumento del cáncer de mamas y el cáncer de próstata sobre un 180%, por ingerir carne y leche de animales tratados con semillas u hormonas transgénicas. Al respecto el estudio de la UNAM hace mención que en Estados Unidos, una de cada tres personas se ven expuestas a un diagnóstico de tumores por consumir la Hormona de Crecimiento Bovino genética. (rBGH).
El medio Raw Wisdom indica que en 1994 la FDA de EE.UU., aprobó la rBGH, hormona de crecimiento genético de la firma Monsanto. El doctor Samuel Epstein de la Universidad de Chicago indicó que el riesgo de cáncer de mamas y próstata, por esta causa, aumentó a más de 400 a 500%. El estudio fue posteriormente confirmado en el laboratorio con el uso de ratas.
Se suponía que la hormona debía ser destruida en la pasteurización del producto que normalmente dura 30 segundos. Sin embargo, en los estudios se reveló que con más de media hora de hervir la leche, solo un 19% de la hormona era destruida.
Según Raw Wisdom, los encargados de la política alimentaria de EE.UU., en la FDA, tanto Margaret Miller, directora Delegada del Servicio de Consulta en Salud Humana, como Michael Taylor, asistente ejecutivo del Director FDA, fueron intercalando su trabajo con periodos de tiempo para la firma Monsanto y otros para la FDA, razón por la cual productos que se prohibieron en Canadá, Nueva Zelanda, y Australia, no se prohibieron en Estados Unidos.
Vacas tratadas con transgénicos requieren más antibióticos, y estos pasan al organismo humano al ingerir la leche, sus derivados y la carne.
Se comprobó el uso de antibióticos en el maíz genéticamente modificado, y este también se traspasaría al ser humano. En 1998 la British Royal Society, detectó que se estaba usando una ampicilina en el gen. Solo se prohibió el uso de la ampicilina ya que crearía resistencia en el ser humano.
Se descubrió que los alimentos modificados traen toxinas internas. Esto se refiere a los transgénicos que traen dentro sus propios pesticidas, toxinas de la cual luego el ser humano se alimenta. El impacto a la salud es a largo plazo, pues el cuerpo inicia a eliminar estas toxinas hasta que sobrepasa su límite.
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